martes, 24 de marzo de 2009

Walkin' Away, Fallin' Away

Supongo que es normal sentirse solo a veces, incluso puede que queramos estarlo, al fin y al cabo todos somos individuos y necesitamos nuestro espacio. ¿Nunca te has sentido solo aún estando rodeado de gente? ¿Nunca te has sentido solo incluso sabiendo que hay alguien al otro lado de la cama?

Esos son los momentos más propicios a mi parecer para darse un paseo con uno mismo - ya sea ficticio o real- y habiendo tenido una de las situaciones más extrañas de mi vida en la que mi cuerpo reaccionó bruscamente al poder de mi subconsciente, estaba claro que lo que necesitaba era mi música, la arena y mis pies para sentirme un poco mejor, así que esta vez el paseo fue real, me cogí de la mano y tiré millas durante un par de horas.

¿Por qué a veces tenemos una imagen de nosotros mismos en otras personas que no es real? ¿Por qué nos empeñamos en socializar aunque a veces nos suponga un esfuerzo? ¿Por qué coño nos importa tanto la gente? Y que no me vengan con aquello de "no me importa el que dirán", antes o después y sobre todo dependiendo de qué personas, nos importa, otra cosa es que no nos guste admitirlo.

Otras cuarenta preguntas se me pasaron por la cabeza, pero a casi ninguna fui capaz de darle respuesta. Aún así saqué algo en claro: vivir sin pensar debe ser aburridísimo.
Empecé plantearme que eso de ser "seres sociales" debe de estar en nuestra genética, y entonces me vino a la cabeza una enseñanza (que curiosamente expuso un cura) de hace muchísimos años: "El ser humano nace, crece, se reproduce y muere" como todos los seres vivos, ¿no? pero nuestro proceso es bastante más complicado y no sería correcto reducirlo a cuatro pasos.
Las flores, por ejemplo, ni lloran, ni se pelean, ni se van de copas, ni se toman la píldora, ni se divorcian, ni tienen un trabajo de mierda, ni les afecta la crisis, ni tienen que ir a la facultad para labrarse un futuro. Joder, ojalá hubiese sido una Daffedil para que Wordsworth disfrutara de mi presencia así como yo disfruto de las pequeñas cosas de la vida, anda que no viviría a gusto.

Desvarié hasta tal punto que entre darle vueltas a la cabeza y el resacón que llevaba encima casi me caigo rodando al mar. Decidí sentarme durante unos minutos para admirar el paisaje y beber un poco de agua. No había nadie por allí a esas horas, era maravilloso, que paz, que tranquilidad, todo para mí, a Poe no le habría gustado un pelo. Pero una vez más el disfrute fue efímero y la gente empezó a salir ansiosa buscando los primeros rayos de sol.

Continué mi marcha antes de que alguien me tapara el paisaje. Miré hacia derecha e izquierda y me sorprendí una vez más de cuánto camino se puede recorrer cuando realmente disfrutas de éste. Seguí caminando esta vez más despacio hasta que una pareja de ancianos me adelantó, entonces me fijé en sus huellas en la arena, eran estrechas y delgadas como sus huesos pero estilizadas y firmes como su experiencia. A continuación pasaron corriendo unos niños, sus pisadas eran disformes, alocadas y caóticas cómo lo son aquellos que viven siéndolo o los que no saben que para lo importante siguen siendo niños. Y así continuaron pisando aquella arena no tan virgen unas cuantas personas más hasta que me percaté de algo; durante todo el tiempo que fui fijándome en las huellas había estado siguiéndolas casi sin darme cuenta. En ese momento pasó una ola y se las llevó todas por delante, miré para atrás y las mías también habían desaparecido.

Esto es lo que nos hace humanos, el darnos cuenta de que no necesitamos seguir un camino marcado, el darnos cuenta de que somos capaces, de que podemos labrar nuestro propio destino, el darnos cuenta de que no necesitamos a nadie para pasear por la playa al amanecer, aunque a veces nos haga falta.

4 comentarios:

Silvia dijo...

just beautiful, even when the lonely author sometimes gets further by himself from the people.

Anónimo dijo...

"naces, creces, te reproduces y mueres" hacen falta alguna cosa más para el ser humano. Sí, en concreto dos más, la cosa quedaría en : Naces, creces, te jodes, te reproduces, te jodes aún más y mueres. Mamá Ladilla lo sintetizó en cuatro. Naces, creces te jodes y mueres, clara descripción resumida de la vida.

Albertucho dijo...

Estoy casi convencido de que los momentos más especiales son los que vives contigo mismo, ya que los que vives con otras personas quizás para ellas no sean tan especiales como lo han sido para tí.

En la vida hay que joderse sí, pero hay que echarle huevos, he dicho.

linda mañana de otoño dijo...

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
- Antonio Machado (1917)

Ves, que no estás solo con tus pensamientos! Si sigues así, acabarás con una invitación a la Real Academia Espanyola.
Bueno, te he advertido! jeje! ;-)