miércoles, 18 de febrero de 2009

Strong, Fat, Beautiful, Clever and Brave (I)

Digan lo que digan, y aparte de las muchas hipótesis que se han planteado sobre mi origen, ni yo mismo tengo muy claro de donde salí y una vez que me preguntaron lo arreglé todo con un: "up there, I come from up there and now I’m down here" ¡Ahí lo llevas!. Y es que, cosas de la vida, un día llegué a Gondoland, iluso de mí, sin saber de nada, haciendo turismo interestelar que por esa época estaba de moda, no todo se va a reducir a mi planeta, damn it, ¡hay que conocer mundos!

Pues eso, que aterricé en un prado, todo me parecía extraño y complejo. Pero como pensar me da hambre, lo primero que hice fue jalarme un reloj despertador (Lovely! I like clocks!) , de esos típicos con un martillo y dos campanas en la parte de arriba que tienen que joder muchísimo a las ocho de la mañana, pero dado que la mesura no es una de mis cualidades, me fui a buscar algo más que saciara mi apetito.

Mientras iba caminando a la deriva sin rumbo fijo, me asaltó un tendero que me ofrecía una gran variedad de frutas; las probé casi todas, pero sinceramente, me sabían a rayos. "¿Qué mierda es esta?" - le pregunté. "Pues esto son plums, peaches and grapes, parece mentira que no lo sepa, caballero" - respondió él amablemente. "Joder, pues yo prefiero los relojes, los parking meters y las máquinas de escribir, es que están mucho más buenos, ¡no hay color!".
El tendero, incrédulo, me preguntó que cómo podía comer esas cosas, que eso sólo lo hacían los locos, que todo el mundo prefería la fruta. "¿Acaso los has probado?" - dije. "Humm, pues la verdad es que no, pero seguro que no me van a gustar" - contestó. Menudo imbécil, no merecía la pena perder ni un segundo más con aquel necio personaje, ¡como me jode esa gente!
"Mal empezamos en este planeta", pensé.

Y claro, a todo esto yo seguía con hambre y encima tenía un regusto asqueroso en la boca. Levanté la vista y al final de la calle vi unas barras de hierro plantadas en la acera con algo parecido a un reloj en su extremo superior. Coño, ¡parking meters! Y allí que me fui a liarme a bocaos con ellos. Pero se ve que aquella actitud no era del todo aceptada por allí y me arrestaron por vandalismo público, ¡a mí! ¡que sólo quería comer algo!
Ya en el furgón policial les expliqué que un amigo mío una vez rompió un kiosco de Frigo también por hambre, pero me dijeron que no fue por hambre, sino que se fue al monte a picar piedra y se confundió.
Total, que de allí no me sacaba ni Rita (ay Rita, pobre mujer, todo el mundo le echa los muertos a ella) y a falta de ésta pues me sacaron a palos y me metieron en la celda 19.

Bonito planeta, si señor, he dao en el clavo, ole mis huevos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja, me siento un poco identficado..
Sí que es raro este planeta, y claro a veces te lleva a la confusión, roca con policarburos por ejemplo.
Pero seguiremos siendo el delfín contradestino que nade en inmenso oceano, contracorriente.

Anónimo dijo...

Si es que estos terráqueos... ¡son de lo que no hay!¡de donde no hay no se puede sacar! ;-) (I-AM-MUZZY-BIG-MUZZY jeje)

Osica dijo...

Me ha hecho mucha gracia la foto de Muzzy jejejeje.
Fíjate qué cosas, leí anoche la entrada y hoy en clase nos estaban explicando quién tiene la obligación de mantener las cabinas de teléfonos (y toda la legislación y un montón de blahblahblahs jeje) porque claro, decía el profesor que parecía que atraían a kinkis a romperlas, y me acordé de tí y de un Muzzy tragando telecabinas como un descosido, que seguro que también le gustan, jejejeje.

Y después de la paja mental :$ he de decir que tu personajillo hambriento debería mirar qué terreno pisa antes de aventurarse, para luego no llevarse sorpresas tan desagradables :P Aunque ir a la aventura está guay... en un planeta con seres humanos egoístas no xD