viernes, 12 de diciembre de 2008

Obscuridad


"Déjame, por favor, no merezco esto, ¿por qué lo haces?, ¿te divierte?, ¿qué pretendes conseguir?" - Ella volvió la cabeza y le clavó los ojos con su sádica mirada; tenía unos ojos que eran capaces de transmitir desde la paz y la quietud más absolutas hasta el miedo y la incertidumbre más aterradoras. Comenzó a reirse a carcajadas, con una risa más propia de una arpía que de una princesa. "¿Acaso no era esto lo que querías?" -dijo- "Ya te lo advertí, ahora atente a las consecuencias".

Él estaba tumbado en la mesa convenientemente preparada para la ocasión. Su cuerpo estaba colocado en forma de equis, casi desnudo y sus tobillos y muñecas insertados en grilletes. Las paredes de aquel lugar tenían manchas de humedad y el extraño olor era tan intenso que casi se podía saborear. Apenas había luz y hasta la música que levemente llegaba a sus oídos hacía presagiar un final, al menos, oscuro.
Una lágrima mezclada con sangre le recorrió el pequeño espacio entre el ojo y el trago de la oreja.

De la parte más oscura de aquel zulo apareció ella, totalmente envuelta en sus extrañas vestiduras de cuero, desgastadas y rasgadas, que permitían ver algunas cicatrices producidas probablemente por las torturas que ella misma había sufrido. Cada vez aparecía con un instrumento diferente para torturar a su víctima, aunque a veces repetía; tenía claro lo que de verdad le gustaba.
Se acercó a él, semidesnuda, se sentó sobre su estómago y le susurró al oído: "no temas, tan solo es un juego; mi juego". Mientras decía esto, empuñó el bisturí y le hizo una pequeña pero profunda incisión justo por debajo de las costillas del lado izquierdo del pecho. El gemido de dolor hizo eco en la estancia hasta que finalmente se disolvió en el silencio más absoluto. Entonces lamió la sangre que emanaba de la herida, lo miró a los ojos durante unos segundos, se levantó y salió de aquel lugar sin mediar palabra.

Durante varios días se quedó allí, totalmente solo, casi inconsciente, sangrando y doliéndose por las magulladuras y heridas que su agresora le había producido.
No paraba de darle vueltas a la cabeza; no dejaba de preguntarse cómo había llegado hasta allí, nunca le había pasado nada parecido, él era fuerte y sobre todo desconfiado, por naturaleza.
De pronto escuchó el rechinar de la puerta del zulo abriéndose y decidió hacerse el dormido. Ella se acercó lentamente y se aseguró de que aún seguía vivo, volvió a subirse encima de él esta vez con un cuchillo de carne tan enorme que apenas podía sujetarlo con sus delgadas manos, lo levantó por encima de su cabeza y tras vacilar un momento, le besó dulcemente los labios, soltó el cuchillo, lo abrazó y comenzó a llorar. Permaneció allí durante horas, llorando, apoyada sobre su pecho hasta que finalmente, exhausta, se quedó dormida.

Él la apartó con cuidado de no despertarla, cogió el cuchillo y con un rápido movimiento lo clavó en la delgada espalda de aquella mujer, ésta exhaló el poco aire que le quedaba en los pulmones intentando decir lo que parecían dos palabras, pero no consiguió saber qué dijo.

De pronto se dio cuenta; miró su mano derecha, aún sujetando el mango del cuchillo en la espalda de ella. Atónito, volvió sus ojos hacia su mano izquierda y con solo moverla hacia arriba se liberó del grillete que la sujetaba y posteriormente hizo lo mismo con sus pies. Apartó el cadáver y salió de aquel espantoso lugar.

Ahora todo encajaba; los grilletes estaban sueltos, siempre lo estuvieron.

martes, 2 de diciembre de 2008

Eclipse de Mar

A la mierda con todas las mentiras que te iba a contar. Me he dado cuenta de cuán fácil es que te cambie el ánimo incluso puede que hasta el sendero cuando menos te lo esperas. Depende de mí y sólo de mí, como casi siempre. Y esta vez lo voy a hacer, te lo advertí, te dí la llave pero no quisiste abrir la puerta. Bien es verdad que la situación no era la mas propicia, pero de eso precisamente te hablo, de que no hace falta que el momento lo sea, sino tener la disposición a dar un paso sin miedo a tropezarte.

Y es que, al igual que los eclipses, hay ciertas ocasiones que se repiten con poca frecuencia y que, aunque en realidad tienen poco o nada en común, vienen a darte el mismo efecto. Como digo, todas esas ocasiones comparten algo: el llevarte a un lugar donde muy pocas veces eres capaz de llegar, ¿sabes de qué te hablo? Allí donde es fácil olvidar los desengaños, enfados y envidias, la oportunidad de dar un portazo, hacer borrón, o coger el bloc entero cortarlo todo en pedazos y tirarlo al mar.

Shall I compare thee to a summer's day? Probablemente no, pero ¿a quién le importa? Seguramente es solo un eclipse parcial o incluso puede que un espejismo, pero voy a disfrutarlo todo lo que pueda. Que la vida es pa vivirla, ¿sabes? no merece la pena vivir con miedo y sumido en la monotonía, pero cada perro que se lama su capullo, ahora mas que nunca.

Es curioso como este tipo de cosas nacen y crecen donde menos te lo esperas ¿cómo puede algo tan, tan... indescriptible nacer de entre la sangre y el papel? Al igual que la flor de loto nace del sucio barro pantanoso, parece ser que hasta a la naturaleza le gusta jugar con nosotros, qué cosas.

Así pues, todo es incierto, los eclipses son diferentes dependiendo desde donde sean observados, y probablemente en esta ocasión sea así, pero no me preocupa.
Desde donde yo lo veo, el eclipse ahora mismo cubre casi todo lo que estoy tirando al mar, que es lo importante. ¿Y desde el otro lado? Todavía no lo sé, supongo que lo iré descubriendo, pero como digo, no me importa lo más mínimo. Y si se acaba pronto pues será que tenía que ser así y punto, de todas formas está claro que nada es para siempre.

A la mierda con todas las mentiras que te iba a contar, seguramente te parece que me gusta buscarme problemas y la verdad es que sí, ya me cansé de la monotonía, del tira y afloja y sobre todo de las mentiras, lo acabo de tirar todo al mar. Por fin estoy probando a ser real, a dejarme llevar por mis impulsos, a usar menos la cabeza.

Y me gusta, deberías probarlo.