domingo, 5 de octubre de 2008

Delirium Tremens, Teletubbies

El otro día tuve un sueño rarísimo; de esos de los que te acuerdas perfectamente de cada detalle por el impacto que te han causado, de esos que te hacen sudar y dar vueltas en la cama buscando el lado frío de la almohada.

Resulta que estaba yo por ahí, viviendo la vida como quien dice, pensando en todo y en nada y durante un paseo, me encontré con un gato de colores subido al quinto piso de un edificio en el centro de Granada. Hacía ya unos meses que no veía al gato, y la verdad es que estaba más agusto sin el."¿A dónde vas?, ¿de dónde vienes?, ¿qué vas a hacer?, ¿cuándo vuelves? dijo. Joder con el gato de los cojones, había cogido fuerzas después del periodo vacacional. Yo me hice el loco y seguí andando como si no lo hubiera visto y a los pocos minutos empezó a llamarme al móvil y viendo que no le contestaba me mandó un mensaje que ponía: "Q pasa? ya no tacuerdas de mí? o es que me tienes miedo?". Dios, ojalá nunca hubiera conocido al gato, que tío más cansino.

Seguí caminando cuesta arriba hasta que llegué a una colina desde la que se podía ver toda la ciudad. Cerré los ojos, abrí los brazos de par en par y respiré hondo, cómo me gusta esa sensación. Pero claro, los grandes momentos son el escenario más propicio para que venga un plasta y te los joda; abrí los ojos y allí estaba, un teletubbie rojo con una especie de quiste circular saliéndole de la cabeza ,mirándome con esos enormes ojos de plástico barato. Sin mediar palabra se tapó la boca como sorprendiéndose y se puso a bailar alrededor de mí. Cuando todavía no salía de mi asombro y ya estaba empezando a plantearme darle una patada y tirarlo colina abajo, otro teletubbie -el verde- se unió a la escena y me dijo: "si quieres, puedes estar aquí, en este sitio que tanto te gusta, ayudándome con mis tareas y te pagaré generosamente" . Fíjate, el gordo este con un pepino en la cabeza me cae mejor que el otro, que cosas. Acepté gustoso, aunque tampoco me aseguró que el puesto era mío, todavía tendría que esperar unos meses.

Mientras tanto yo seguía dando vueltas por la colina como buscando algo, pero sin tener muy claro el qué.
Me decidí a hablar con un enano calvo que al parecer llevaba un anillo a nosedonde. Me sorprendió que tuviera unos gustos tan parecidos a los míos y un lenguaje tan culto que daba gusto oírle, pero de pronto, y después de pasarme una hora hablando con el, cambió su gesto y empezó a soltar patochadas, imbecilidades y soplapolleces sin parar.
Me dió tanto asco que decidí bajar la colina otra vez e irme al Rainbow a tomarme unas jarras con mis jevis pero para mi sorpresa el Rainbow estaba cerrado y en ese momento el gato empezó a llamarme otra vez al móvil.

"Este es uno de esos días en los que debería haberme quedado en la cama", pensé. Aunque a decir verdad todavía no me he despertado.

4 comentarios:

Silvia dijo...

tu te has planteao eso de ir a ver a un psicoanalista? O.oU

Albertucho dijo...

Que va, al final acabaría yo en la silla haciendo preguntas y el psicoanalista en el diván.

Anónimo dijo...

no es gran cosa, cualquiera que fume un par de pitadas de mariha te escribe algo como esto, he puesto "tuve un sueño rarisimo" y como este cuento 15678899 para ser exacto... que parece que estas dentro del cardumen mirando a ese pez solito... un esfuercito, que si no, no te distingues... va con onda.
Nos vemos en el camino.

Albertucho dijo...

Querido "anónimo" gracias por la valoración, pero sinceramente, ni me hace falta tomar nada para escribir ni me importa una mierda la opinión de alguien que no tiene el valor de darse a conocer.

Nos vemos en el camino ;)