
Es como resumir todo lo que significan las palabras en sí usando tan solo tres de ellas.
Y cuánta razón tiene el Dr. Zohar, por cierto. Qué fácil y qué barato es a día de hoy insultar, difamar, desprestigiar y manchar la imagen de alguien con tan solo unas pocas palabras. Muy pocas personas son socialmente conscientes del efecto (o más bien "defecto") que producen, los demás tan solo son pobres ilusos; es más fácil conseguir la felicidad siendo tonto, eso es así. Por supuesto, es mucho mas sencillo soltar lo primero que se te pasa por la cabeza y justificarlo pensando: "Esto es un país libre, tengo libertad de expresión, ergo hago y digo lo que me sale de donde el Robe se tatuó azul una casita".
Esa gente es tan sumamente egoísta como para justificar el hacerle daño a alguien, aunque "solo" sera moralmente, a través de un derecho básico en la sociedad moderna. Cómo nos gusta aprovecharnos de los derechos, interpretarlos y usarlos como nos plazca y qué fácil es, ¿verdad?, y qué pocas veces miramos la lista de nuestros deberes cívicos y éticos.
Lo realmente difícil es pensar en los demás; cuanto nos cuesta, joder, qué bocazas somos, qué poco pensamos en las repercusiones, así nos luce el pelo. Pero como muchos escritores, poetas, filósofos y yonkis afirman, todo depende del punto de vista, y que tire la primera piedra aquel que nunca le haya tocado los huevos a alguien, con intenciones más allá de una simple broma y sabiendo que a esa persona le vas, al menos a incomodar con tus palabras. Siempre he pensado que el ser humano es tocapelotas por naturaleza, pero claro, cada uno las toca a su manera, como la batería.
Pero, ¿dónde está el límite?. Que yo sepa no hay regulación alguna a este tipo de "ataques" si se les quiere llamar así, a parte de la ostia en la boca o la conversación cordial poniendo las cartas -trucadas- sobre la mesa, aunque tanto en política como en el mundo del corazón (curiosamente gente con poco corazón) están de moda las demandas por injurias. Me parece muy bien, te llevas un dineral por la cara, pero la mierda te la llevas bien pegada por mucho que restriegues el zapato contra el bordillo.
El mencionado profesor, y ya que viene a cuento, también habló de "Apologies". Rediós, eso sí que nos cuesta. Y muchos pensarán: "Y si tengo libertad de expresión, ¿para qué tengo que disculparme por lo que digo? y una mierda; el que se pica ajos come"
Y da igual quien sea el ofendedor o el ofendido, qué mas da que sea un político extremista, un periodista deslenguado, la Belén Esteban o un amigo de toda la vida, todos tenemos la capacidad innata de reafirmarnos (o engañarnos) a nosotros mismos sobre lo buenos y listos que somos a través de decirles a otros todo lo negativo que pensamos de ellos, ¿algún/a aludido/a? pues que me disculpe por haber malinterpretado mis palabras.
Words are cheap, qué duda cabe.